jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Necesitamos los padres ser amigos de nuestros hijos?

En los actuales momentos vemos como cada vez los padres buscan ganarse la confianza de sus hijos, y recurren al tema de convertirse en amigos de ellos.

No vamos a negar que tiene cierta ventaja ya que permite un acercamiento familiar, pero no es lo ideal por el tema de la edad y las diferentes necesidades; un amigo no puede realizar esa tarea, ya que el amigo no es solo un confidente si no un cómplice, aquel con el cual disfrutar y sufrir ciertas penas características de su edad, realizar una travesura o te cubra las espaldas si hemos hecho algo inadecuado; como consecuencia de esto tenemos hijos inseguros y sin una forma de actuar adecuada con el tema de la autoridad o disciplina, ya que nunca contó con una imagen que lo proteja ni lo forme.

Los hijos desde muy temprana edad necesitan ver una imagen superior a ellos que los guie y los proteja ya que aún no son responsables de sus actos, a medida que van creciendo deben ver en sus padres un ejemplo, una imagen que emular, alguien que les ponga límites y les enseñe a tomar las decisiones adecuadas para que vayan encontrando su identidad, a diferenciar lo correcto de lo que no es correcto.

No debemos perder la “jerarquía” que debe existir en esta relación, si deseamos confianza amémoslos, démosles el tiempo y dedicación necesaria, protejámoslos, guiémoslos, y demostrémosles que siempre estaremos con ellos.

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